lunes, 19 de abril de 2010

Chavista tenía que ser?

Desperté esta mañana con la noticia del suicidio del Inca Valero, un día después de haber asesinado a su esposa. No quise leer mucho para no caer en el morbo de enterarme de los detalles, pero llegó la hora del café de la mañana y uno de mis amigos corre a contarme la teoría de que fue un suicidio.

Los rumores abundan por acá y por allá, máxime dado la identificación del Inca Valero con el chavismo. El pana me dice que García Carneiro y el canciller Nicolás Maduro habrían servido de aval para impedir su ida a la carcel por medio matar a su esposa y amenazar al personal del hospital de Mérida hace mes y medio. Pero más que los detalles, nos toca reflexionar sobre la tragedia ocurrida con el Inca Valero y su esposa; víctimas, sin duda, de una sociedad que en el papel reconoce la igualdad de género y tiene leyes de avanzada para proteger a las mujeres, pero falla en darnos educación y valentía para decir basta ya a la violencia.

Eran unos niños; 28 él, 24 ella. Viniendo en un ambiente de pobreza económica y educativa y de hogar, qué podían saber ellos de los valores sobre los que opera el amor verdadero, del respecto a la pareja, de que hay una forma de resolver los problemas sin llegar a los puños, de que el poder mío sobre el otro no es amor. De alguna manera -seguramente aprendida en la familia y quienes los rodeaban- quedaron atrapados en esta maraña de violencia, arrepentimiento y más violencia, sazonada con una buena dosis de alcohol y drogas. Añándale a esto dinero, fama repentina y una corte de sanguijuelas alrededor diciéndoles cuán poderosos e importantes son, y tenemos la receta perfecta para una tragedia: Mike Tyson, Carlos Monzón, Maradona son algunos de los nombres que me vienen a la cabeza...

Que era Chavista, creo que eso no tiene importancia. Si alguna lección debemos aprender de esta situación son las consecuencias de la violencia familiar, independientemente del color político...

lunes, 12 de abril de 2010

Dadas las condiciones...

Todos los años hacen encuestas para determinar la palabra más bonita del idioma español... o la más fea. Si me preguntaran, diría que la frase más fea es "dada las condiciones del país". Es la misma que escucho todos los días en cualquier programa de radio... Si Polo entrevista a un chef, si Carla invita a un médico, si El Pollo conversa frente al micrófono con un cantante... de una u otra manera van a enchufarnos el "dadas las condiciones del país", aunque sea para justificar el alto precio de la entrada a una obra de teatro...
Las condiciones del país? Son las que son y nuestra inteligencia está en adaptarnos y hacer las cosas lo mejor posible. Ciertamente hay inflación, inseguridad, el Caracas perdió la Serie del Caribe y un gobierno que no es del agrado de una parte de la población... Pero también es cierto que nos hemos vuelto víctimas de las "condiciones del país", escudándonos en la frasesita esa para no avanzar, no echar pa´lante, no desarrollarnos. Qué tal si nos hubiésemos echado a llorar por las condiciones del país después del Viernes Negro, por el financiamiento chimbo de la deuda externa cuando Lusinchi, las intentonas de golpe de estado, el desastre de Vargas...
Problemas? Ciertos... pero no se nos olvide que somos el país que cuando en 1983 se quedó sin manzanas, peras y uvas importadas redescubrió el valor de los sabores autóctonos, del casabito gourmet y del ron de 200 años...