El día comenzó con un SMS de mi amigo el que vive en la Av. Las Acacias. Decía. "Qué fruta te comerías conmigo? Mango: amantes. Piña: sólo amigos. Fresa: una aventura. Pera: algo intenso. Limón: sólo sexo. Melocotón: algo bonito... Después de reirme mucho, y con la claridad que entre nosotros nada, se me ocurrió hacerle forward a ..., y ahora estoy, nerviosa, esperando a que me llame a exigirme una respuesta (la suya, "contigo todas las frutas, mi amor").
Yo sólo sé que quiero una ensalada de frutas frescas, con granola y yogurt. Con quién compartirla? Esa sí que es una historia en pleno desarrollo, pues como dijo el Willy:
Que para la unión de las almas sinceras yo no admita impedimentos.
El amor no es amor si se altera al enfrentar la alteración,
o flaquea cuando el que parte se aleja:
¡Oh, no! Es un faro siempre en pie,
que ve pasar las tempestades y nunca es derribado;
es la estrella para el navío a la deriva,
de valor incalculable, aunque se mida su altura.
El amor no es juguete del tiempo, aunque el carmín de labios y mejillas
caiga bajo el golpe de su guadaña;
el amor no se altera con sus cortas horas y semanas,
sino que todo lo soporta hasta el final de los tiempos.
Si estoy errado, y que eso se pruebe,
yo nunca he escrito, ni ningún hombre ha amado.
Imagen: Herbert Portillo Galán
Texto en itálicas: William Shakespeare, Soneto 116