martes, 28 de septiembre de 2010

El matrimonio obligado de la señorita bien

Como esas vainas que le pasan a las señoritas bien, que les crece la barriga por andar portándose mal. Así debe sentirse ahora el gobierno acostumbrado, como estaba, a tener control total de la Asamblea y ahora obligado a convivir con una oposición que, aunque minoría, debería venir con la actitud de un Cassius Clay tomando esteroides. Se descuidaron, se confiaron, le tomaron el gusto a la cosa y ahora andan en situación embarazosa.
Las tarjetas de invitación dicen que el matrimonio es el 05 de enero próximo, y que el convite es de largo para las damas y frac para los señores. De aquí a allá el novio quemará sus últimos cartuchos de independencia: rumba, pachanga, rock-n-roll y a aprobar todas las leyes que pueda para amarrar el juego. La señorita bien y sus familiares, por su parte, se quejarán voz en cuello de las locuras de su futuro marido en cuanto baby-shower y Expo Novias asista.
Por ahora, ilusionémonos con el vestido y las flores de la iglesia y ya veremos qué ocurre después; si la unida familia de la novia es de buena ley o si nos estaban vendiendo un pa que crean y -acabados los tequeños -se comenzarán a pelear por quién se lleva los centros de mesa y se reunirán en sus casas y steak houses favoritos a criticar el vestido de la novia y el güisqui de 18. Lo que sí es cierto es que los 165 invitados a la fiesta bailarán joropo hasta que acabe el Alma Llanera y usted lo verá por La Hojilla y también por Globovisión.
El amor –o el sentido común– los debería ayudar a sentar cabeza y entender la importancia de este nuevo proyecto y que por el bien de todos se impone un cambio en la manera de pensar y de hablar. Entender que se acabó el ellos y que comenzó la era del nosotros, ¡que estamos embarazados y no podemos seguir haciendo parapente los fines de semana ni peleándonos como carajitos de primarias! Es que a diferencia de las señoritas bien, estos novios por accidente no pueden -- como le hicieron a un pana mío--, mandarle la demanda de divorcio por fax, aduciendo aquello de “diferencias irreconciliables”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario